8. La calificación de mundos inferiores y mundos superiores
o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la
escala progresiva.
Tomando la Tierra como punto de comparación, se puede
formar una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al
hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras
que aún se encuentran en su superficie y que son restos de su estado
primitivo. En los mundos más atrasados los seres que los habitan
son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero
sin ninguna belleza; sus instintos no están templados por ningún
sentimiento de delicadeza o de benevolencia, ni por nociones de
lo justo o injusto; la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria
y sin invenciones, emplean su vida en conquistar su alimentación.
Sin embargo, Dios no abandona a ninguna de sus criaturas: en el
fondo de las tinieblas de la inteligencia, yace latente la vaga
intuición de un Ser Supremo, más o menos desarrollada. Este instinto
basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando
su eclosión para una vida más completa; porque éstos no son
seres degradados sino niños que crecen.
Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay
innumerables escalones, y entre los Espíritus puros,
desmaterializados y resplandecientes de gloria, con dificultad se
reconocen aquellos que animaron a esos seres primitivos, de la
misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el
embrión.
9. En los mundos llegados ya al grado superior, las
condiciones de la vida moral y material son muy diferentes que las
de la Tierra. La forma del cuerpo es siempre, como por todas partes,
la forma humana, pero embellecida, perfeccionada y sobre todo,
purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialidad terrestre y
por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las
enfermedades, ni a los deterioros que engendra el predominio de
la materia; los sentidos, más delicados, tienen percepciones que lo
grosero de los órganos sofoca en este mundo; la ligereza específica
de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de
arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, por decirlo así,
por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo
que el de su voluntad, así como se pintan los ángeles y como los
antiguos representaban a los manes en los Campos Elíseos. Los
hombres conservan a voluntad los rasgos de sus emigraciones
pasadas y aparecen a sus amigos tal como les conocieron, pero
iluminados por una luz divina, transfigurados por las impresiones
interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos,
demacrados por los sufrimientos y por las pasiones, la inteligencia
y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido
por diadema o aureola de los santos.
La poca resistencia que ofrece la materia a los Espíritus ya
muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea más
rápido y la infancia corta o casi nula; la vida, exenta de inquietudes
y de angustias, es proporcionalmente mucho más larga que en la
Tierra. En principio la longevidad es proporcional al grado de
adelantamiento de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los
horrores de la descomposición; lejos de ser un motivo de espanto,
es considerada como una transformación feliz, porque la duda sobre
el porvenir no existe. Durante la vida, no estando el alma encerrada
en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez
que la coloca en un estado casi permanente de emancipación, y
permite la libre transmisión del pensamiento.
10. En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo,
siempre amigables, nunca se turban por la ambición de dominar a
su vecino, ni por la guerra consecuencia de aquella. Allí no hay ni
señores, ni esclavos, ni privilegios de nacimiento; sólo la
superioridad moral e inteligente establece la diferencia de las
condiciones y de la supremacía, La autoridad es siempre respetada,
porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.
El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí
mismo, perfeccionándose. Su objetivo es alcanzar el rango de los
Espíritus puros, y este deseo incesante no es un tormento sino una
noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a
igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la
naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados;
los odios, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia
son desconocidos; un lazo de amor y de fraternidad reúne a todos
los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen
más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero
nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por
expiación; en una palabra, el mal no existe.
11. En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el
bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar
la salud; en los mundos superiores, esos contrastes no son necesarios;
la eterna luz, la eterna belleza, la eterna serenidad del alma, proporcionan
una eterna alegría que no es turbada ni por las angustias de la vida
material, ni por el contacto de los malos que no tienen entrada. Esto es
lo que el espíritu humano tiene más dificultad en comprender, pues,
siendo ingenioso para pintar los tormentos del infierno, nunca pudo
representarse los goces del cielo. Y eso, ¿por qué será? Porque siendo
inferior sólo soportó penas y miserias, y no entrevió los esplendores
celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero, a medida que se
eleva y se depura, el horizonte se ilumina, y comprende el bien que
tiene ante sí, como comprendió el mal que dejó atrás.
12. Sin embargo, estos mundos afortunados no son mundos
privilegiados, porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de
sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades
para alcanzarlos; a todos hace partir de un mismo punto, y no dota
a unos más que a otros; las primeras posiciones son accesibles a
todos: a ellos corresponde conquistarlas por medio del trabajo,
alcanzarlas lo más rápido posible, o arrastrarse durante siglos y
siglos en las clases bajas de la Humanidad. (Resumen de la
enseñanza de todos los Espíritus superiores).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.