jueves, 30 de septiembre de 2010

Oraciones contra el mal

ORACIÓN CONTRA TODO MAL

Espíritu del Señor, Espíritu de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Santísima Trinidad, Virgen Inmaculada, ángeles, arcángeles y santos del paraíso, descended sobre mí.
Fúndeme, Señor, modélame, lléname de ti, utilízame.
Expulsa de mi todas las fuerzas del mal, aniquílalas, destrúyelas, para que yo pueda estar bien y hacer el bien.
Expulsa de mí los maleficios, las brujerías, la magia negra, las misas negras, los hechizos, las ataduras, las maldiciones y el mal de ojo; la infestación diabólica y la obsesión diabólica; todo lo que es mal, pecado, envidia, celos y perfidia; la enfermedad física, psíquica, moral, espiritual y diabólica.
Quema todos estos males en el infierno, para que nunca más me toquen a mí ni a ninguna otra criatura en el mundo.
Ordeno y mando con la fuerza de Dios omnipotente, en nombre de Jesucristo Salvador, por intermedio de la virgen Inmaculada, a todos los espíritus inmundos, a todas las presencias que me molestan, que me abandonen inmediatamente, que me abandonen definitivamente y que se vayan al infierno eterno, encadenados por san Miguel arcángel, por san Gabriel, por san Rafael, por nuestros ángeles custodios, aplastados bajo el talón de la Virgen Santísima Inmaculada.

ROMPIENDO ATADURAS IMPÍAS DEL ALMA

“En el nombre del Señor Jesucristo, ahora renuncio, rompo y me suelto de todo dominio y atadura demoníaco ejercida a través de mi madre, mi padre, mis abuelos y de todo ser humano, vivo o muerto, que me ha dominado y controlado de cualquier manera. Te agradezco Señor por liberarme.”

SOLTÁNDONOS DE HECHICERÍA, BRUJERÍA Y PODERES RELACIONADOS

“En el Nombre de Jesucristo ahora reprendo, rompo y me suelto así como suelto a mi familia, de toda maldición maligna que fue impuesta a través de personas, cultos o fuente ocultista. Yo ordeno a cualquier poder demoníaco que me deje en el nombre del Jesucristo. Yo soy la cabeza y no la cola. Yo estoy encima y no debajo.”

ORACIONES CONTRA EL MALEFICIO (DEL RITUAL GRIEGO)

Kyrie eleison.
Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con tu sola voluntad;
tú que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres santos jóvenes;
tú que eres doctor y médico de nuestras almas;
tú que eres la salvación de aquellos que se dirigen a ti, te pedimos y te invocamos, haz vana, expulsa y pon en fuga toda potencia diabólica, toda presencia y maquinación satánica, toda influencia maligna y todo maleficio o mal de ojo de personas maléficas y malvadas realizados sobre tu siervo… haz que, en cambio, de la envidia y el maleficio obtenga abundancia de bienes, fuerza, éxito y caridad;
tú, Señor, que amas a los hombres, extiende tus manos poderosas y tus brazos altísimos y potentes y ven a socorrer y visita esta imagen tuya, mandando sobre ella el ángel de la paz, fuerte y protector del alma y el cuerpo, que mantendrá alejado y expulsará a cualquier fuerza malvada, todo envenenamiento y hechicería de personas corruptoras y envidiosas;
de modo que debajo de ti tu suplicante protegido te cante con gratitud: “el Señor es mi salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre.”
“No tendré temor del mal porque tú estás conmigo, tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, padre de los siglos futuros”.
Sí Señor Dios nuestro, ten compasión de tu imagen y salva a tu siervo… de todo daño o amenaza procedente de maleficio, y protégelo poniéndolo por encima de todo mal;
por la intercesión de la más que bendita, gloriosa Señora, la madre de Dios y siempre Virgen María, de los resplandecientes arcángeles y de todos sus santos. ¡Amén!

ORACION EXORCISTA DE SAN BENITO

La Santa Cruz sea mi Luz
no sea el demonio mi guía
retírate satanás
no me aconsejes cosas vanas
son malas las cosas que brindas
bebe tú ese veneno.

sábado, 4 de septiembre de 2010

MUNDOS SUPERIORES Y MUNDOS INFERIORES



8. La calificación de mundos inferiores y mundos superiores

es más bien relativa que absoluta, porque un mundo es inferior

o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la

escala progresiva.

Tomando la Tierra como punto de comparación, se puede

formar una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al

hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras

que aún se encuentran en su superficie y que son restos de su estado

primitivo. En los mundos más atrasados los seres que los habitan

son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero

sin ninguna belleza; sus instintos no están templados por ningún

sentimiento de delicadeza o de benevolencia, ni por nociones de

lo justo o injusto; la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria

y sin invenciones, emplean su vida en conquistar su alimentación.

Sin embargo, Dios no abandona a ninguna de sus criaturas: en el

fondo de las tinieblas de la inteligencia, yace latente la vaga

intuición de un Ser Supremo, más o menos desarrollada. Este instinto

basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando

su eclosión para una vida más completa; porque éstos no son

seres degradados sino niños que crecen.

Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay

innumerables escalones, y entre los Espíritus puros,

desmaterializados y resplandecientes de gloria, con dificultad se

reconocen aquellos que animaron a esos seres primitivos, de la

misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el

embrión.

9. En los mundos llegados ya al grado superior, las

condiciones de la vida moral y material son muy diferentes que las

de la Tierra. La forma del cuerpo es siempre, como por todas partes,

la forma humana, pero embellecida, perfeccionada y sobre todo,

purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialidad terrestre y

por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las

enfermedades, ni a los deterioros que engendra el predominio de

la materia; los sentidos, más delicados, tienen percepciones que lo

grosero de los órganos sofoca en este mundo; la ligereza específica

de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de

arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, por decirlo así,

por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo

que el de su voluntad, así como se pintan los ángeles y como los

antiguos representaban a los manes en los Campos Elíseos. Los

hombres conservan a voluntad los rasgos de sus emigraciones

pasadas y aparecen a sus amigos tal como les conocieron, pero

iluminados por una luz divina, transfigurados por las impresiones

interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos,

demacrados por los sufrimientos y por las pasiones, la inteligencia

y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido

por diadema o aureola de los santos.

La poca resistencia que ofrece la materia a los Espíritus ya

muy avanzados, hace que el desarrollo de los cuerpos sea más

rápido y la infancia corta o casi nula; la vida, exenta de inquietudes

y de angustias, es proporcionalmente mucho más larga que en la

Tierra. En principio la longevidad es proporcional al grado de

adelantamiento de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los

horrores de la descomposición; lejos de ser un motivo de espanto,
es considerada como una transformación feliz, porque la duda sobre


el porvenir no existe. Durante la vida, no estando el alma encerrada

en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez

que la coloca en un estado casi permanente de emancipación, y

permite la libre transmisión del pensamiento.

10. En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo,

siempre amigables, nunca se turban por la ambición de dominar a

su vecino, ni por la guerra consecuencia de aquella. Allí no hay ni

señores, ni esclavos, ni privilegios de nacimiento; sólo la

superioridad moral e inteligente establece la diferencia de las

condiciones y de la supremacía, La autoridad es siempre respetada,

porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.

El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí

mismo, perfeccionándose. Su objetivo es alcanzar el rango de los

Espíritus puros, y este deseo incesante no es un tormento sino una

noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a

igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la

naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados;

los odios, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidia

son desconocidos; un lazo de amor y de fraternidad reúne a todos

los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen

más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero

nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por

expiación; en una palabra, el mal no existe.

11. En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el

bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar

la salud; en los mundos superiores, esos contrastes no son necesarios;

la eterna luz, la eterna belleza, la eterna serenidad del alma, proporcionan

una eterna alegría que no es turbada ni por las angustias de la vida

material, ni por el contacto de los malos que no tienen entrada. Esto es

lo que el espíritu humano tiene más dificultad en comprender, pues,

siendo ingenioso para pintar los tormentos del infierno, nunca pudo

representarse los goces del cielo. Y eso, ¿por qué será? Porque siendo

inferior sólo soportó penas y miserias, y no entrevió los esplendores

celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero, a medida que se

eleva y se depura, el horizonte se ilumina, y comprende el bien que

tiene ante sí, como comprendió el mal que dejó atrás.

12. Sin embargo, estos mundos afortunados no son mundos

privilegiados, porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de

sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades

para alcanzarlos; a todos hace partir de un mismo punto, y no dota

a unos más que a otros; las primeras posiciones son accesibles a

todos: a ellos corresponde conquistarlas por medio del trabajo,

alcanzarlas lo más rápido posible, o arrastrarse durante siglos y

siglos en las clases bajas de la Humanidad. (Resumen de la

enseñanza de todos los Espíritus superiores).

DIFERENTES CATEGORÍAS DE MUNDOS HABITADOS.

3. De la enseñanza dada por los Espíritus resulta que los


diversos mundos están en condiciones muy diferentes los unos de

los otros, en cuanto al grado de adelanto o de inferioridad de sus

habitantes. Entre ellos los hay cuyos moradores son inferiores aún

a los de la Tierra, física y moralmente; otros están en el mismo

grado, y otros le son más o menos superiores en todos los aspectos.

En los mundos inferiores, la existencia es enteramente material,

las pasiones imperan soberanamente, y la vida moral es casi

nula. A medida que ésta se desarrolla, la influencia material

disminuye, de tal modo, que en los mundos más avanzados, la

vida, por decirlo así, es enteramente espiritual.

4. En los mundos intermedios hay mezcla de bien y de mal,

predominio del uno y del otro, según el grado de adelanto. Aunque

no pueda hacerse una clasificación absoluta de los mundos, sin

embargo, se hace en razón de su estado y su destino y basándose

en sus grados más marcados, dividiéndolos de un modo general

como sigue: mundos primitivos, destinados a las primeras

encarnaciones del alma humana; mundos de expiación y pruebas,

en donde el mal domina; mundos regeneradores, en donde las almas

que aún tienen que expiar adquieren nuevas fuerzas, descansando

de las fatigas de la lucha; mundos felices, en donde el bien sobrepuja

al mal, y mundos celestes o divinos, morada de los Espíritus

purificados en donde el bien reina enteramente. La Tierra pertenece

a la categoría de los mundos de expiación y de pruebas, y por esto

el hombre está en ella sujeto a tantas miserias.

5. Los Espíritus encarnados en un mundo no están sujetos a

él indefinidamente, ni cumplen tampoco en él todas las fases

progresivas que deben recorrer para llegar a la perfección. Cuando

han alcanzado en un mundo el grado de adelanto que él permite,

pasan a otro mundo más avanzado, y así sucesivamente hasta que

han llegado al estado de Espíritus puros. Son igualmente, estaciones

en cada una de las cuales encuentran elementos de progreso,

proporcionados a su adelanto. Para ellos es una recompensa el

pasar a un mundo de orden más elevado, así como es un castigo el

prolongar su permanencia en un mundo infeliz, o el ser relegados

a un mundo más infeliz a aquel que se ven obligados a dejar, cuando

se obstinan en el mal.